En una mesa navideña nunca puede faltar un buen pan y si es tan bonito como el pan fougasse menos aún. ¿Conocías este bocado tan original y delicioso?
El pan fougasse, que tan atractivo resulta a la vista, es originario de Francia, y más concretamente es muy popular en la Provenza francesa, aunque también puede encontrarse en otras regiones del país, donde además las panadería o boulangeries, como allí se les llama, abundan en cada rincón.
La textura del fougasse es crujiente, y normalmente se hace de forma triangular, con un agujero en el centro y seís a los lados, aunque también los podemos encontrar redondos o de forma rectangular.
Este tipo de pan suele ser salado y normalmente va aromatizado con hierbas o como te lo presentamos hoy, con aceitunas, aunque también existe la versión dulce, en algunas zonas de Francia, como la fougasse dulce de Arlés.
De este pan, que según cuenta la historia, es el primero que se horneaba en los obradores porque permitía poner a punto la temperatura del horno antes de hacer otras hornadas, derivó después, la foccacia italiana, o lo que en nuestro país conocemos como hogaza.
Desde luego es un pan delicioso, que sin duda conseguirá cautivar a los invitados de tu mesa navideña en cualquier celebración, así que no lo pienses más y aventúrate a hacer nuestra receta, pues es sencilla y el resultado es inmejorable. Además, seguro que gusta tanto a pequeños como a mayores, resultando ser un perfecto snack para meter en la mochila de los más peques, que sin duda quedarán encantados con su forma tan divertida y especial.
INGREDIENTES:
60 g de aceitunas negras sin hueso Fragata
500 g de fuerza
350 g de agua
10 g de levadura fresca
10 g de sal
Romero fresco
En un bol, añadimos la harina y la levadura. Con las manos hacemos un hueco en la harina e incorporamos el agua.
Con la ayuda de una rasqueta, mezclamos los ingredientes hasta que estén bien integrados.
Incorporamos la sal y seguimos mezclando hasta tener una masa suave y homogénea.
Una vez mezclado, realizamos un primer amasado rápido estirando las puntas de la masa e introduciéndolas hacia dentro como si doblásemos un pañuelo. Dejaremos reposar la masa diez minutos y repetiremos la operación dos veces más con descansos de cinco minutos. Esta técnica permite que las cadenas de gluten se vayan formando solas sin necesidad de amasado.
Una vez finalizado cada amasado colocamos la bola en el bol con los pliegues hacia abajo y la tapamos con un paño o con papel film bien pegado a la superficie, de modo que no se forme una costra por el contacto con el aire. Dejamos reposar aproximadamente una hora, o hasta que doble su volumen, en un lugar cálido y alejado de corrientes de aire.
La masa debe quedar ligeramente húmeda y pegarse a los dedos, por lo que no es conveniente añadirle harina. Para evitar la molestia de que se pegue a las manos podemos manipularla rociando sobre ella un chorrito de aceite de oliva.
Una vez que la masa ha levado la desgasamos introduciendo las yemas de los dedos por toda su superficie.
Seguidamente espolvoreamos el romero y con ayuda de una rasqueta cortamos la masa en cuatro trozos, y los disponemos unos encima de otros a modo de torre. Amasamos ligeramente para que el romero quede distribuido por la masa.
Colocamos la masa en una bandeja con un poco de aceite y la repartimos homogéneamente. Untamos la superficie también con aceite, tapamos la masa con papel de film y la dejamos reposar una hora más.
Precalentamos el horno a 230ºC.
Volcamos la masa sobre una superficie enharinada y la estiramos con un rodillo suavemente para no desgasarla en exceso. Dejamos reposar cinco minutos.
Una vez que la masa tenga un grosor de un centímetro aproximadamente, cortamos la masa con ayuda de una rasqueta en dos rectángulos y éstos los dividimos a su vez en tres triángulos que colocaremos separadamente en una bandeja de horno con papel de hornear.
Con la rasqueta realizaremos en cada triángulo una incisión en vertical en la parte central, tres rayas a la derecha y tres hacia la izquierda orientadas hacia arriba y de menor a mayor longitud de arriba hacia abajo.
Abrimos ligeramente los cortes, colocamos ramitas de romero en la superficie y rociamos con un chorrito de aceite de oliva virgen extra.
Horneamos a media altura durante 12-14 minutos o hasta que estén ligeramente doradas nuestras fougasses. Dejamos enfriar sobre una rejilla.